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El Granada  logró anotar su primer gol en casa y llevarse la primera victoria de Los Cármenes

Al fin. A la cuarta fue la vencida y el Granada CF estrenó las redes de Los Cármenes con dos goles de El Arabi que sirvieron para ganar los tres puntos al Athletic de Bilbao. El partido fue redondo, salvo por las lesiones de Recio y Dani Benítez. Pero era necesario y es un chute de oxígeno en las venas rojiblancas. Un amanecer tras la oscuridad de la noche que hace florecer la sonrisa del granadinista. Una vez más, tan efímera.

Gol y suerte

El partido fue perfecto porque el Granada CF encontró todo aquello que le había faltado en los últimos partidos en casa: gol y suerte. Si bien ante Real Madrid y Espanyol el equipo pudo –y quizás debió- obtener algo más, el partido ante el Valencia fue el esperpento más fiel de la realidad del equipo. Buena actitud, gran defensa, buenas combinaciones en centro del campo e incluso ocasiones, lo que más cuesta a este equipo aparte de materializarlas. Pero se perdió. En el último minuto. Como más duele.

Constancia

Cuando más se dudaba de la estabilidad anímica de los jugadores, El Arabi apareció para “fusilar” cualquier espejismo. El marroquí volvió a encontrarse a sí mismo y evidenció que pertenece a la categoría de futbolista que sin confianza no es nada. Ante el Athletic la tuvo, secundado por un gran Diego Buonanotte, y anotó dos tantos. No fue un gran partido del equipo; no se jugó mejor que frente al Valencia. Pero sí que existió constancia, la que llevó al equipo a rendir al máximo desde el primer minuto al último, con un sacrificio muy grande por parte de sus jugadores de banda ofensivos y un trabajo brutal de Recio e Iturra, complementados por la seguridad de una línea defensiva que va a más y se asienta partido a partido con los mismos nombres.

Merecimiento

Tanto va el cántaro a la fuente y el que la busca la consigue. El Granada tuvo lo que mereció en anteriores partidos y por una vez el dios del fútbol guiñó un ojo a Sierra Nevada. Tres puntos que son un gran paso para salir de un bache peligroso y vuelve a dar alas a la plantilla para seguir con paso firme. Lo verdaderamente importante ahora, es saber digerir la victoria, ya que la derrota, para muchos, es fácil de vomitar.