El planteamiento conformista de Lucas Alcaraz obedece a la ansiedad de puntuar
La derrota frente al Espanyol ha escocido y mucho en el seno del Granada CF, pese a que los jugadores insistieran durante la semana en olvidar ese partido y mirar al siguiente. Una nueva derrota habría supuesto un durísimo golpe en la moral del equipo y habría levantado las iras de una afición exigente y amante de la crítica. De ahí el partido realizado por los pupilos de Alcaraz en Sevilla, conformándose desde el minuto uno con el empate a cero.
Exigencia granadinista. Como bien muchos se encargan de recordar, no hay que olvidar de donde viene el equipo –no siendo esto un motivo para defender propuestas futbolísticas indefendibles-. El Granada es un equipo frágil que necesitaba un colchón de confianza. Y un punto en Primera División vale oro. Oro que Jeison Murillo se ha llevado del Villamarín.
El colombiano no para de crecer y por segundo partido consecutivo ha sido el mejor jugador del equipo. Sus condiciones físicas obligan a pensar en Murillo como un central que sólo puede ir a más en su carrera y que tristemente el Granada es sólo un trampolín para algo mayor. Años y curarse algunos despistes defensivos y excesos de confianza y Murillo será uno de los mejores centrales del mundo.
El equipo realizó un partido sobrio para amarrar puntos ante un rival superior que no mostró desgaste por el partido de Europa League. El Betis fue siempre hacia la victoria pero Roberto y un gran partido de toda la línea defensiva, junto al encomiable trabajo de Manuel Iturra, evitaron la derrota.
Alcaraz sorprendió con la titularidad de Álvaro García, quién evidenció que no es jugador de Primera División. Álvaro es el suplente de Dani Benítez, un futbolista que ha perdido cualquier garantía que pudo aportar en el pasado. La carrera que le gana Juanfran –titular todo el partido- con quince minutos del balear en el terreno de juego evidencia que está a años luz del Benítez que deslumbró en Segunda y enamoró a un Los Cármenes que hoy le repudia.
Llega el Valencia el miércoles y Los Cármenes jaleará y apretará a los suyos, una situación distinta a la que se hubiera producido con una derrota hoy. Es de agradecer el empate para remontar el vuelo y creer en una plantilla confeccionada para no temer el descenso.