Lucas Alcaraz ha encontrado en el trivote un salvavidas ante la crisis del equipo
Rondaba la media hora de juego en Los Cármenes cuando Diakhaté, capitán del equipo, dejó el codo a un jugador del Getafe que se escapaba hacia la portería de Roberto. Doble amarilla y tarjeta roja, una expulsión justa en la primera parte. Lo que vendría a continuación sería una pesadilla de sesenta minutos en la que la afición vio las carencias de su equipo más confirmadas que nunca por la inferioridad numérica. Al final del partido, el granadinismo pidió la cabeza de Lucas Alcaraz.
La derrota ante el Getafe supuso la pérdida de los estribos de muchos aficionados, cansados de no ver a un equipo con ideas ni intención en ataque y sintiéndose enfadados por un Quique Pina que prometió un equipo hecho para pelear por algo más que la permanencia. Un año más la misma historia, pensó el aficionado del Granada.
Así se llegó al partido en Elche, posiblemente uno de los más esperados de la temporada por el morbo sobradamente conocido. Una final anticipada, con tanta celeridad que la convertía en precipitada. En el Martínez Valero, Lucas Alcaraz cambió su sistema y dio entrada a Fran Rico, esa exquisitez técnica a la que el cuerpo le falla, para acompañar al guerrero Iturra y al siempre correcto Recio. El resultado fue la victoria, y la clave fue el centro del campo. Ahí se ganó la batalla y el equipo asimiló una nueva forma de jugar, con los jugadores de banda más liberados de tareas defensivas y unos metros más adelantados y un delantero jugando más de espaldas de lo normal.
Ante el Atlético de Madrid en Los Cármenes y frente al Levante en el Ciudad de Valencia, el esquema volvió a repetirse. Esta nueva idea de Alcaraz supone que el equipo lleve la iniciativa y el control del juego con la posesión de su parte. Recio y Fran Rico aparecen más descolgados y pueden llegar al área con la seguridad de tener un escobón como Iturra barriendo el patio detrás. También asegura que siempre haya alguien en la guardia cuando el chileno decide salir a presionar, una acción en la que Iturra va con todo el corazón que le cabe en el pecho.
El sistema sin embargo plantea un problema: el jugador que colocas en el centro del tablero lo robas de las posiciones más adelantadas. Así, el Granada es más dominador de sus partidos pero carece de más ideas al llegar a la frontal del área, y en centros o disparos de los jugadores de segunda línea se resumen sus intentonas, previsibles para el rival.
Pero el sistema funciona: seis puntos de los últimos nueve posibles. Ahora llega el Málaga y faltará una ficha fundamental para el trivote: José Luis Recio. El Granada no abonará la cláusula presente en su contrato de cesión y está por ver quién ocupará su lugar toda vez que el esquema del trivote parece inamovible. El sustituto natural es Yebda, pero otra vez parece estar distante del Granada CF y de sus intereses. Otra alternativa es colocar ahí a uno de los jugadores de la mediapunta, siendo Brahimi uno de los que ya ha probado en esa posición, todo un riesgo por su abusiva conducción.
No tiene pinta de que Lucas Alcaraz piense variar el sistema que lo ha resucitado tanto a él como al equipo; así pues, sólo el viernes sabremos cómo piensa el técnico sustituir a un jugador tan importante como Recio.