El centrocampista cumplirá 150 partidos en Primera ante el Granada
Por cómo habla del Athletic Club de Bilbao, cualquiera podría pensar que Ander Herrera ha pasado toda su carrera futbolística en Lezama. Nada más lejos de la realidad, Ander nunca pisó las categorías inferiores del club pese a haber nacido en Bilbao.
Nacido en 1989 e hijo del ex futbolista Pedro Herrera, Ander Herrera dio los primeros pasos futbolísticos en las calles de Vigo, mientras su padre defendía los colores del Celta. Primero como futbolista y más tarde como secretario técnico, los Herrera estuvieron vinculados al club vigués en los primeros años de Ander, del que se conservan fotos ataviado con la celeste en el césped de Balaídos.
La familia Herrera, acaba la estancia de Pedro en Vigo, se mudó a Zaragoza, donde a los cinco años Ander empezó a jugar en el equipo del colegio Jesús María El Salvador, en el barrio de la Romareda. Previo paso por la Unión Deportiva Amistad, el Real Zaragoza se haría con él para hacerle brillar en el campeonato de España Alevín de Fútbol 7 en 2001, del que saldría campeón y mejor jugador. En 2005 volvería a coronarse como campeón de España, esta vez en categoría Cadete, iniciando así una carrera prometedora.
En la temporada 2008/09 se incorporó al Zaragoza B debutando en Tercera División, y en el mes de febrero de 2009 el técnico Marcelino le daría la oportunidad de disputar sus primeros minutos con el primer equipo en la Segunda División del fútbol español. El Zaragoza estaba decidido a ascender y Ander empezó a tener protagonismo en esa misión. Apenas tenía veinte años.
Su físico ya causaba sorpresa. Muy bajito y de constitución endeble, parecía una locura apostar por él de inicio en posiciones de centro del campo. Sin embargo, a base de calidad y una fuerza y valentía sorprendentes, Ander fue haciéndose un hueco hasta convertirse en líder del Zaragoza en Primera División. Un liderazgo que ya mostró en las categorías inferiores. Su entrega en el campo lo llevó a realizar declaraciones como esta: “Soy un hooligan del Zaragoza dentro del campo”.
Su nombre era habitual en los medios de comunicación y la selección española comenzó a interesarse por él, siendo convocado para los Juegos Mediterráneos y el Mundial sub-20 en 2009, la Eurocopa sub-21 –campeones de Europa- y los Juegos Olímpicos de Londres 2012. A los dos últimos torneos, el jugador llegó siendo ya jugador del Athletic de Bilbao, el declarado club de su corazón pese al agradecimiento al Zaragoza. Todo tras haber salvado a los maños con más de una hazaña.
Un fichaje que se confirmaría en febrero de 2011 y que se haría realidad en la 2011/12. 8.5 millones de euros y 5 temporadas de contrato, con 36 millones de cláusula en las tres primeras temporadas y 40 en las dos últimos. Un contrato de estrella para un jugador que tendría la vitola de estrella desde su primer día en Lezama. A las órdenes de Marcelo Bielsa, Ander Herrera disfrutaría de una campaña para la historia del club.
Clave en el sistema del argentino como interior en las labores de salida de balón desde posiciones atrasadas, Ander rozó los títulos al llegar a las finales de Europa League y Copa del Rey. La decepción no podía ser mayor y la siguiente temporada de Bielsa al frente del equipo fue un caos que acabó con el chileno agotado del Athletic. Así llegaría Ernesto Valverde, con la intención de dotar nuevamente de vida a este club tan especial.
Uno de los objetivos de Valverde fue el de recuperar el buen fútbol de Herrera, algo que ha tenido que retrasarse tras ser operado de pubalgia en Múnich y perderse cinco semanas de competición al inicio de la misma. El Athletic echó a andar sin él y al recuperarse de la lesión le costó mucho reincorporarse al equipo. Su affaire con el Manchester United en verano –finalmente, aunque el interés fue real los emisarios enviados a negociar fueron falsos- fue insinuado como causa de una falta de continuidad que se ajustaba estrictamente a lo deportivo.
Finalmente, Ander encontró su sitio como mediapunta. Pero no fue hasta satisfacer las peticiones de Valverde cuando encontró la titularidad. Veneno, instinto, remate con el pie y con la cabeza y gol, sobre todo gol. Todo esto se halla aprendiendo el pequeño Ander, uno de los jugadores más inteligentes y cultos de la Primera División, que cada vez muestra estar más hecho al equipo como demostró con su exhibición en el Sadar.
El Nuevo San Mamés agradece su vuelta, pero sin duda, el que más la agradece, es el propio Ander. Un loco enamorado de este deporte.