Las etapas en la vida terminan y la mía no iba a ser menos, la llegada de la nueva propiedad ha dotado al club de una mayor infraestructura en todas las áreas y he de aceptar el cambio con el respeto que me caracteriza. Desde aquí desearle los mayores éxitos deportivos, ya que estos serán los de todos los que nos sentimos granadinistas.
Es cierto que ya no mostrare mi enorme alegría al ver alguno de nuestros jugadores marcar un gol, tampoco me acercare al cuatro arbitro para solicitarle un cambio de un futbolista, ni volveré a estar hasta el último segundo del mercado de fichajes pendiente de que aprueben el transfer de alguno incorporación, pero tener muy claro que seguiré ahí, en el primer hueco libre que veáis en Los Cármenes, estará David Navarro alentando a los nuestros con una bufanda imaginaria y una camiseta tatuada a fuego en el pecho, en busca de otro triunfo que nos permita seguir en la elite del futbol mundial.
No quiero olvidarme de nadie, pero si me gustaría agradecer la oportunidad que me brindaron de sentirme realizado como profesional y de cumplir mi sueño a Quique Pina y Juan Carlos Cordero, dos personas influyentes en mi vida, y a los que siempre mostrare mi aprecio y respeto.
A todos y cada uno de los compañeros de viaje durante estos casi ocho años de trabajo incansable, donde me he dejado todo lo que tenía dentro por esta entidad, a ellos, a los que siguen y a los que por unos motivos u otros, no pueden estar, agradecerles la predisposición que mostraron en cada momento por conseguir los objetivos, y sobre todo por aguantarme, eso sí que tiene mérito.
Os tengo que confesar que se hace difícil terminar la carta sin que se escape alguna lagrima, pero apretare los dientes. Bueno para terminar, que soy desde hace tiempo uno de más de vosotros, y que os llevare en los más profundo de mi alma.
GRACIAS A TODOS LOS ROJIBLANCOS HORIZONTALES»