

El conjunto pucelano es uno de los equipos más obligados a luchar por el ascenso. No quizá por su plantilla, que también, sino sobre todo por una importancia histórica en el fútbol español. Un Valladolid anclado por cuatro años a la categoría de plata se hacía poco creíble a finales del pasado siglo
Temporada pasada: 7º en Segunda División
El Real Valladolid es uno de los quince equipos más importantes del fútbol español. Decimotercero en la clasificación histórica de la Primera División, los pucelanos son un duro rival en la categoría de plata. Sin embargo, la misma historia que debería atemorizar a los contrarios se convierte en una pesada losa que cargar a la espalda. Para llevar la nave vallisoletana a buen puerto, Carlos Suárez ha confiado en el que fue entrenador del CD Lugo la pasada campaña, Luis César Sampedro. El técnico cuenta con una plantilla remodelada en sus puntos más débiles y repleta de nombres ilusionantes para una afición que exige un derroche de esfuerzo más allá de los resultados. Pero, nos engañaríamos si tratásemos de modesto al Real Valladolid. El objetivo del equipo no debe ser otro que el ascenso, optando incluso a sorprender evitando el playoff. Así lo requiere su condición de histórico, como pasa a equipos como el Real Zaragoza o el Real Oviedo. Los pucelanos están en ese grupo de favoritos tapados por sus mediocres temporadas anteriores, con la diferencia de que el Valladolid sí pugnó por los playoffs el pasado curso. Lejos queda la temporada 15-16, en la que sufrió por la permanencia (16º) y algo más lejos el quinto puesto del 14-15 y que le metió en la lucha por el ascenso a Primera.
En esa reconstrucción de plantilla, y respondiendo a las exigencias de una Segunda División cada vez más igualada y competitiva, Miguel Ángel Gómez ha confeccionado un bloque explosivo en ataque. El lunar, el número de goles recibidos en los primeros encuentros y las sombras que dejó el empate ante la Cultural tras ir ganando 2-4. El once, renovado casi de punta a punta, necesita tiempo de adaptación, excusa que se irá agotando con el paso de partidos como ocurre y ocurrirá con el equipo que entrena José Luis Oltra. Los fichajes en defensa, donde destacan los blanquiverdes Deivid y Antoñito, suponen una garantía que aún no ha terminado de cuajar. En ataque sorprendió la salida de José Arnaiz al Barcelona, pero supieron responder con la polémica contratación de un ex rojiblanco, Alfredo Ortuño. El delantero, inscrito tras el cierre del mercado pero dentro del marco legal del mercado, podría suponer un salto cualitativo en caso de funcionar.
Portería
El Real Valladolid confió en uno de los metas más seguros de Segunda, Isaac Becerra. El portero había destacado en el Girona pero él o su equipo no terminaban de triunfar. Quizá sea ventajista decir que en su primera temporada en Pucela, el Girona ascendió e Isaac completó una de las campañas más grises que se le recuerdan. Un bajón en su rendimiento digno de estudio y que ha animado a Luis César a buscar un portero que le garantice una mayor regularidad. La apuesta ha sido el tercer meta del Barcelona, que no acababa de encontrar minutos en una línea donde están Cillessen y Ter Stegen. Así, Jordi Masip ha encontrado en el José Zorrilla una oportunidad de oro bañada en plata. De momento, el canterano culé ha comenzado la temporada como titular, recibiendo mucho y parando también mucho. Sufre los problemas de la zaga.
Defensa
Una línea de cuatro nueva suele traer consigo sinsabores en los primeros partidos de competición oficial. Deivid es el gran fichaje del equipo pucelano. Un central con galones y situado en el top cinco de la categoría tras su buen año con un sufridor Córdoba. No llegó solo, pues Antoñito destacó y cambió también el Arcángel por el estadio vallisoletano. Si el fichaje en el lateral derecho es arriesgado, todo lo contrario al otro lado del campo. En la izquierda el Valladolid cuenta con un veterano que jugó con nivel en Primera y al que aún resta mucho fútbol que dar. Se trata de Nacho, lateral zurdo al que acostumbrábamos a ver con la franja roja del Rayo Vallecano. Kiko Olivas, central que alternó periodos de titularidad con banquillazos en el ascendido Girona, llegó en el mercado para completar una defensa de campanillas a la que solo le falta tiempo. En el banco encontramos a Moyano y Ángel y la joven apuesta de Luis César, el central del filial Fernando Calero, pretendido por equipos de mayor calado.
Medular
Un doble pivote donde Luis César mezcla el hambre competitivo del joven Luismi y la veteranía contrastada del mítico Borja Fernández. Para sustituirlos encontramos a un viejo conocido que aportará músculo y derroche físico en el centro del campo. Hablamos del canterano nazarí, Sulayman Marreh. Por delante encontramos la habitual línea de tres, con dos interiores muy abiertos con la capacidad táctica de jugar por dentro para habilitar a los laterales en sus subidas. Dos jugadores con un gran disparo lejano y no poca habilidad a la hora de centrar son los que ocupan esas posiciones. Óscar Plano y Pablo Hervías son los teóricos titulares, con jugadores polivalentes como segunda opción: Ibán Salvador, Toni, Sergio Marcos…
En la mediapunta Michel es el nombre de referencia, si bien no puede descuidarse tras el fichaje de Antonio Cotán. Una de las perlas de la cantera sevillista ha dado el salto y se ha arriesgado a salir de Nervión para hacerse un nombre al margen del equipo hispalense. Cotán, con capacidad también para jugar en el doble pivote, está llamado a dar un salto de calidad a la zona creativa.
Delantera
Mucho nombre y pocos puestos. Jugando con un sólo punta en sus partidos y contando con Mata, Villalibre, Gianniotas y Ortuño, Luis César Sampedro tendrá el privilegiado problema de repartir minutos a sus arietes. Seguro que mucho tiene que ver el estado físico de un Ortuño que esperó hasta el último momento para enrolarse en un equipo y la racha anotadora de Jaime Mata. Este último no vivió una buena relación con el gol el pasado curso y quedó relegado a un segundo rol con la explosión anotadora de jugadores como De Tomás, Villar o, sobre todo, el joven José Arnaiz. Con los tres fuera del equipo, él y Ortuño son las mejores posibilidades de Luis César.
Su XI tipo
EL FICHAJE | Alfredo ORTUÑO
LA ESTRELLA | DEIVID Rodríguez
JUGADOR A SEGUIR | Fernando CALERO