La Cultural Leonesa muestra al Granada la cara más dura de la Segunda división. Un tanto de Joselu salvó el honor de los rojiblancos, que no encontraron su sitio sobre el campo en un partido especialmente gris

Volver a empezar, poco más resta cuando se suma tres jornadas consecutivas sin conocer la victoria. Tras una buena racha que llevó a los rojiblancos a ocupar la posición de líder de la categoría de plata, los de Oltra se han visto sumidos en una vorágine de resultados negativos que han culminado con un empate -y gracias- en León. Volver a empezar la racha abandonada es la principal consigna; volver a empezar tras cada encuentro olvidando el resultado anterior, la enseñanza que hoy aprende el Granada. La clasificación no gana partidos y, sin sumar de tres en tres, los puestos de ascenso se alejan poco a poco.

Dos ocasiones en tres minutos abrieron el partido para los visitantes. Pedro fue el encargado de probar suerte, primero con un disparo desde fuera del área y después a escasos metros de Andrés Fernández -guardameta local- tras un mal control de Espinosa que se convirtió en pase, pero el arquero desbarató ambos acercamientos y mantuvo las tablas en el marcador. Curioso que los minutos iniciales tuviesen casi más acción que el resto del partido, envuelto en pugnas en la medular y carreras por banda que no encontraban en el área el desenlace deseado.

Una falta lanzada por Emi Buendía ayudó a recordar que Varas es jugador del Granada a los quince minutos de encuentro. El balón voló por el exterior de la barrera y trazó la curva adecuada para encontrar la meta, pero el portero sevillano estuvo atento para mandarlo a saque de esquina. Acto seguido, como empujado por una pared invisible, el Granada apretó líneas y dejó un margen mayor a los locales, que empezaron a encontrarse más cómodos sobre el césped de su feudo y se atrevieron a incomodar a la zaga de los nazaríes.

Tanto creció el conjunto leonés que, tras varios intentos, abrió el marcador a los 42 minutos de partido. Víctor Díaz subió la banda para encarar a su homónimo en el conjunto visitante, sacó un centro y Rodri remató ante la pobre cobertura de un despistado Saunier. Poco o nada pudo hacer Varas, que tuvo que resignarse a ver cómo el balón tocaba la red y las posibilidades de victoria mermaban. Tocaba volver a remar a contracorriente.

El descanso tampoco trajo aire fresco a un Granada desdibujado que no terminó de encontrar peligro más allá de Pedro o Machís, que siguen confirmándose como puñales tras cada jornada disputada. Tal era la situación que Oltra tuvo que dar entrada a Manaj a la hora de juego en lugar de Espinosa, perdido entre el entramado defensivo rival, y el técnico debió tocar la tecla correcta, pues su equipo volvió a jugar al ataque.

Con la irrupción del albanés y la toma de galones de Kunde, los nazaríes fueron ganando terreno igual que hizo su rival en la primera parte, y el resultado fue el mismo. Tras varias ocasiones que no llegaron a materializarse, Machís centró con la pierna mala buscando a Joselu, el onubense controló ante el zaguero rival y no perdonó con un disparo cruzado para poner la igualada. Los locales pidieron juego peligroso en el control, los visitantes celebraron que sumarían un punto más, aunque el sabor sea el de dejar escapar dos necesarios.

Con el pitido final, el Granada sumó su tercer partido consecutivo sin conocer la victoria y aprendió la lección de que cualquier equipo de Segunda es fuerte en su casa. Cada jornada es un encuentro distinto y lo hecho semanas atrás no vale más allá del plano psicológico, y los pupilos de Oltra han tenido que aprenderlo por la fuerza. Toca volver a empezar.

Foto: La Liga