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Lauri Alba y Carla Pérez, jugadoras del Granada femenino, abogan por la igualdad en el Día Internacional de la Mujer

Nadie esperaría ver a Darwin Machís calzando para entrenar un par de botas tan desgastadas que han perdido el color en algunas zonas. No es habitual que un jugador de Segunda acuda al campo con sus armas rotas por el uso, sin embargo, sí que lo hacen Lauri Alba y Carla Pérez. Las jugadoras del Granada femenino, ubicado en la categoría homónima al masculino, entrenan y juegan con un par de botas tan erosionadas que en zonas como la de la puntera faltan ya las primeras capas de material. Es sólo una de las tantas diferencias entre dos géneros que comparten un mismo escenario: el campo de fútbol.

Lauri, mediapunta del primer equipo femenino, empezó su andadura en el fútbol a los 6 años y desde un principio contó con el apoyo de sus padres: “Si soy la futbolista que soy es por el sacrificio que hicieron porque me tuve que ir fuera de casa y ellos tenían que llevarme y traerme, en ningún momento me han puesto ninguna pega”, cuenta la albaceteña, “a los trece años me fui a una residencia y mis amigos estaban muy ilusionados, en muchos viajes se iban con mis padres para verme jugar”.

Carla, delantera del filial procedente del Athletic B, reconoce que “a mi madre al principio no le gustaba la idea pero no porque fuera chica sino porque mi hermano lo había pasado muy mal con el fútbol”. Pese a ello, cuenta que “con el paso del tiempo estuvieron encantados, no les ha importado nada que haya tenido que cruzar toda la península”.

“Hace unos años el fútbol femenino estaba un poco vetado”, explica Lauri antes de subrayar que “el fútbol español está dando un salto gigante, ahora salimos en Gol Televisión y se le está dando mucha más visibilidad a la selección española femenina”. Es por esto que el concepto de la jugadora de fútbol está viéndose con más normalidad cada vez, una evolución que la propia mediapunta ha notado: “cuando dices que eres futbolista te toman más en cuenta o directamente te preguntan en qué equipo juegas”. Sin embargo, aún queda camino por andar en este aspecto, pues admite que hay quien le pregunta si juega por tenerlo como hobby o lo hace a nivel profesional, con una serie de objetivos y aspiraciones. Carla, por su parte, sí que reconoce haber encontrado más sorpresa por parte de quienes escuchan por primera vez que es futbolista. “Todavía se siguen extrañando”, comenta la ariete, “no se lo toman a mal, pero les extraña”.

Ambas jugadoras coinciden en un punto común, la barrera económica. “Un jugador profesional a nuestros niveles cobra números desorbitados”, dice Lauri. Su compañera, Carla, secunda su opinión: “hay chicos que siguen jugando porque les da dinero, mientras que si las chicas seguimos es porque nos gusta, de pobres no nos va a sacar”. A pesar de ello, mantienen la esperanza y creen que la sociedad está cambiando. “En toda mi carrera profesional no he sentido nunca un rechazo o un insulto, sí tengo compañeras que vienen de otros clubes a las que han podido herir sentimentalmente con algún comentario machista, pero yo he tenido la suerte de que no”, explica Lauri, que añade: “el respeto te lo ganas en el campo”.

A nivel puramente deportivo, la capitana del conjunto nazarí confiesa que “tenemos muchísimo que aprender, no estamos al nivel de Estados Unidos, que es el ‘top’ del fútbol femenino, allí incluso hay jugadoras que cobran más que los masculinos”. “¿Qué tiene que cambiar?, introduce la albaceteña, “creo que estamos en un camino que avanza hacia adelante y que, con la puesta de la Liga Iberdrola en Primera se le está dando más visibilidad”. “Los medios de comunicación cada vez se están involucrando más y creo que se debería ver el fútbol femenino como un fútbol competitivo y de espectáculo más que como un hobby”, reclama.

Como señala la ‘9’ rojiblanca, los medios de comunicación juegan un papel esencial en el desarrollo del deporte femenino, pues advierte que “hay varios medios que le han hecho mucho daño al deporte”. “Hay partidos en otros deportes que alcanzan muchos éxitos y solo sale el triunfo del Real Madrid o que Neymar se ha lesionado, si desde ahí está fallando, imaginate en el deporte femenino”, señala con cierta resignación. A su vez, su compañera, denuncia que “el único vídeo que veía en muchísimo tiempo en las redes fue el fallo de Nahikari en una final de un europeo. Que el único video que veías del fútbol femenino en los últimos cinco meses sea un fallo de una chica… ¿lo único llamativo del fútbol femenino en estos cinco meses ha sido esto? Eso no puede ser«.

Lauri cree que aún queda mucho para que España alcance una paridad real: “Todo depende de las instituciones, del Consejo Superior de Deporte, de la visibilidad, de las ayudas y de las becas que den al deporte femenino”. La solución para la albaceteña es que las victorias femeninas vayan sumando: “hemos tenido el triunfo de Carolina Marín, Mireia Belmonte o Muguruza, eso hace que el deporte femenino crezca y que pueda estar a la misma altura que el masculino. Las victorias y medallas hacen que haya más igualdad”.

La disparidad para Carla no se da únicamente en el terreno deportivo: “El periodismo es uno de los ámbitos donde más desigualdades puede haber. Entramos en el tema de que si una periodista llega a la tele muchas veces se piensa que es por la imagen, si es guapa o tiene cierta altura, mientras que quizás haya otra persona que no sea tan guapa ni tenga esa altura y que a pesar de estar más preparada no llegue”, narra.

Además de como jugadora, Lauri también está ligada al Granada como entrenadora de un equipo femenino de categorías inferiores que compite contra escuadras masculinas. La mediapunta reconoce no ser “mucho de inculcar valores”, aunque cuenta que “siempre les digo que no los tienen que mirar por debajo del hombro, tienen que estar orgullosas de que están defendiendo el escudo de uno de los clubes más importantes de la ciudad”. “La verdad es que no quiero darle más importancia de la que tiene”, dice sobre el hecho de que sus pupilas se enfrenten a chicos, “quiero que se sientan iguales a ellos, hemos ganado muchísimos partidos”.

La huelga feminista convocada en el día de hoy bajo el lema ‘Si nosotras paramos, se para el mundo’ supone un empuje para las deportistas. “Me parece estupendo que todas las mujeres del país quieran luchar por nuestros derechos y que se reivindiquen. Nadie es más que nadie”, comenta Lauri. “El enfoque que se ha dado de qué pasa si las mujeres no van a trabajar, me gusta”, apunta también su compañera, Carla. La delantera del filial expresa su deseo de terminar con los estereotipos arraigados en la sociedad: “algunos aficionados lanzan comentarios como ‘esa entra como un chico’, y te quedas pensando ¿por qué como un chico? “Realmente te ponen por debajo de un hombre porque ya te están comparando”, apoya Lauri.

A pesar de tener que lidiar con numerosos problemas y de luchar por la igualdad, las dos animan a todas aquellas que deseen dedicarse al mundo del fútbol. “A día de hoy lo tienen mucho más fácil que cuando nosotras empezamos, hay muchos equipos”, dice Carla. Por su parte, la capitana insta a “que no dejen de pelear, que no se conformen, que sean constantes, que al final quien algo quiere algo le cuesta. Lo primordial es que no dejen de perseguir sus sueños”.

Así lo hicieron estas dos jugadoras, convertidas ahora en parte clave de sus respectivos equipos y que hoy, Día Internacional de la Mujer, reivindican sus derechos y la necesidad de una igualdad real, tanto en el ámbito deportivo como fuera de los terrenos de juego.

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Fotos: Álvaro López

Texto: Olga Agea y Nacho Santana

 

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