

El ariete brasileño llegó a Granada el año del regreso a la élite tras 35 años, en el mercado de invierno y sumó pocas actuaciones en las que no brilló en absoluto. Actualmente milita en el Chapecoense
La decepción es algo que en el fútbol, como en la vida, hay que asumir. Son tantos los futbolistas que apuntaban alto y apenas alcanzaron la mitad de la escalera hacia el éxito que a menudo es hasta normal olvidarse de ellos; posiblemente ese fue el problema de Henrique Almeida, uno de los fichajes sonados del invierno de 2012 en el Granada CF.
El punta carioca aterrizó a los pies de la Alhambra con la vitola de ser uno de los talentos más prometedores del fútbol brasileño. En total anotó doce goles en veintidós partidos con la selección sub-20 de su país, cifras que prometían alegrías a la afición rojiblanca. Alegrías que nunca llegaron.
Algo más de tres horas de fútbol repartidas en seis partidos en los que no fue capaz de perforar la meta rival fue su bagaje en LaLiga, además de una tarjeta amarilla y otra roja directa.
Tras su mala experiencia en Europa, recorrió Brasil, vistiendo la camiseta de Sao Paulo, Sport Recife, Botafogo, Bahía, Coritiba y Gremio, antes de viajar a Turquía, donde jugó en el Gireunspor y a Portugal para ayudar al Os Belenense. Ya la temporada pasada volvió a Gremio y actualmente milita en un Chapecoense que no ha podido levantar cabeza tras la tragedia sufrida hace dos años en la que murió prácticamente la totalidad de la plantilla.
Recientemente descendidos, los de Chapecó tendrán que volver a pelear por el lugar que se ganaron con Henrique como uno de sus efectivos.