

Un repaso a un año que quedará para siempre en la retina de la afición rojiblanca. Primera parte, Segunda división
En defensa del liderato. Así de fuerte empezaba el año para el conjunto dirigido por Diego Martínez, en casa y contra el Albacete -el segundo clasificado por aquel entonces-. Los nazaríes consiguieron rascar un punto tras empezar por detrás en el marcador. El Granada empezó el año igual que acabó 2018, sin perder la cara en ningún encuentro y mostrándose muy sólido en defensa y con una plantilla modesta que conectó con la afición desde el primer momento. Fue ahí cuando la parroquia rojiblanca se lo empezó a creer y, cada jornada que pasaba, Los Cármenes lucía cada vez más lleno.
La segunda vuelta no empezó del todo bien
Los pupilos de Diego Martínez vieron cómo salían del ascenso directo tras los dos golpes asestados por dos rivales directos en la lucha por el ascenso, primeramente por Osasuna en El Sadar (1-0), y una semana después, en Los Cármenes frente al Deportivo, también por la mínima. Ante esto, los rojiblancos, resurgieron, y de qué manera, encadenando una racha de seis partidos consecutivos sin perder hasta que volvieron a perder en Soria.
La semana siguiente llegaba el Málaga a Los Cármenes, un derbi clave en la jornada 33. A nazaríes y boquerones solo los separaban tres puntos. Un tempranero gol de Puertas a centro de Vico valió para que el Granada se llevara el derbi andaluz en un partido donde ni las inclemencias climatológicas, ni la gran cantidad de malaguistas desplazados, pudieron parar a una afición que salió a morder junto con los jugadores.
Antonio Puertas celebra con rabia el gol que daba la victoria en el derbi contra el Málaga. Foto: La Liga
Nueve partidos consecutivos sin perder después de la derrota en Gijón
La euforia rojiblanca tras la victoria al conjunto costasoleño se encargó de rebajarla el Sporting de José Alberto, en un partido donde el Granada mereció mucho más. A partir de ahí, los de Diego Martínez volaron hacia el ascenso, y consiguieron diecinueve puntos en las últimas ocho jornadas.
Más de medio ascenso en Albacete, que se consumó en Mallorca
En las últimas cuatro jornadas, el Granada tenía la dura papeleta de enfrentarse a tres equipos en lucha por el ascenso. El primero de todos, el Albacete, segundo contra tercero, en un partido que marcó un antes y un después en las aspiraciones de ambos conjuntos. El encuentro se disputó un lunes y aún así, la afición rojiblanca se desplazó en tromba hacia tierras albaceteñas, donde se congregaron más de seiscientos seguidores desplazados. Decían que los partidos se deciden por detalles… Y Adrián Ramos se encargó de verificar dicha cita tres minutos después de saltar al verde. Allí se consiguió más de medio ascenso.
Los jugadores celebran junto a su afición la victoria en Albacete. Foto: La Liga
Esa otra mitad que faltaba se podía conseguir contra el Cádiz en Los Cármenes. El primer ‘match ball’, lo desplumó Aketxe con un latigazo que bastó a los cadistas para arañar un punto del feudo del Zaidín.
Una semana más había que esperar para la ansiada vuelta a primera; cuestión de tiempo, en una jornada que se atrasó por el fallecimiento de José Antonio Reyes. Y se consiguió en Mallorca, donde ya lo hizo en 1968. El Granada empató en el último minuto con gol de San Emeterio, aunque a los de Diego Martínez le bastaba incluso con perder y que Albacete no ganara al Málaga. Los hermanos malagueños nos hicieron el favor y vencieron a los manchegos por 1-2. La fiesta del ascenso reunió a miles de persones en el centro neurálgico del granadainismo, la Fuente de las Batallas. El equipo llegó al día siguiente y se dio un baño de masas en Batallas y, posteriormente, en el Ayuntamiento, con un Vadillo que se encargó de ser el ‘speaker’ al más puro estilo Pepe Reina.
Jugadores y cuerpo técnico celebran el ascenso en el balcón del Ayuntamiento. Foto: Pepe Villoslada/GCF
Nunca un adiós fue tan dulce
Los rojiblancos no quisieron despedirse de Segunda sin otra victoria, esta vez contra el Alcorcón en Los Cármenes, en un partido especial donde volvió a jugar Fran Rico con la elástica rojiblanca dos años y medio después. Con una alineación plagada de suplentes, el Granada venció 2-1 a los madrileños, en una tarde-noche donde la única noticia negativa fue la lesión de Dani Ojeda, que se fracturó la clavícula y tuvo que ser sustituido. Después del pitido final, otra fiesta, esta vez sobre el verde. Los jugadores fueron saliendo uno por uno, y posteriormente, una vuelta al campo para agradecer a la afición el apoyo recibido en una temporada en la que los nazaríes batieron múltiples récords en la categoría de plata del fútbol español.