

El equipo de Diego Martínez se impone por la mínima a un Sevilla que jugó toda la segunda parte mermado por la expulsión de Joan Jordán
Volvía el Granada a Los Cármenes y a la competición después del parón de selecciones y recibía a su ‘hermano mayor’, el Sevilla. Los nazaríes, con varios exsevillistas, liderados estos por su entrenador, en sus filas, esperaban el regreso de un Carlos Fernández que se fue siendo Don Carlos y que para Lopetegui no es ni Carlillos. Tuvo que ser titular hoy el canterano sevillista tras el cansacio que En-Nesyri y De Jong acumularon en la ventana de selecciones.
Con Carlos en el campo dio inicio a la contienda González Fuertes. Los primeros compases fueron de intercambio de golpes, aunque sin gran peligro en ninguna de las dos áreas. La tuvo el Granada en botas de Luis Milla poco después de que Suso inquietara los dominios de Rui Silva.
Pasados 20 minutos de partido, el duelo se estabilizó y tomó un ritmo mucho menos intenso en cuanto a ocasionen pero ganó en dureza. Primero Munir lanzó una patada a Soldado tras una pugna y más tarde Joan Jordán pisó también al valenciano ganándose la primera de las dos amarillas que vio. En la siguiente jugada el centrocampista del cuadro hispalense quiso quitarse del medio a Montoro con una patada justo delante de la atenta mirada del colegiado, que no dudó en sacarle la segunda tarjeta y, por ende, la roja.
Madurar para ganar
Saltaron al campo de nuevo los dos equipos con instrucciones bien distintas entre sí, pero bien marcadas también: el Sevilla, a apurar la gasolina que le quedaba en busca de un gol y aguantar el resultado; el Granada, a gastar el tanque de los de Nervión y matar el partido en algún hueco.
Ambos supieron llevar a cabo su plan durante la primera mitad del segundo acto, sin embargo y como era de esperar, los de Diego Martínez se acabaron haciendo con el control del juego desde la banda derecha, en la que Acuña sufrió con Kenedy primero y, en especial, con Machís después.
Por la banda del venezolano llegó el primer aviso con un remate de Puertas que desbarató Bono con reflejos felinos. El Granada no se rindió y siguió madurando el partido, moviendo al Sevilla hasta que en una jugada por banda izquierda, Neva puso un centro pasado que llegó a Foulquier. El francés volvió a meter el balón en el área dónde llegó Yangel Herrera con potencia para adelantar a su equipo.
Después del gol, los rojiblancos supieron controlar los últimos coletazos de su rival e incluso pudieron matar el partido en un despeje de Vallejo que Machís sirvió a Luis Suárez – que había relevado a Soldado – el balón para el 1vs1 contra Bono. Sin embargo, el nuevo fichaje nazarí erró en el regate y se jugó una amarilla por reiteración que finalmente no vio.
Pitó González Fuertes el final y dejó al Granada provisionalmente segundo con 10 puntos de 15 posibles y un partido menos.