El conjunto nazarí se lleva un partido que controló de principio a fin y que se complicó a la hora de juego

Un aguacero recibía a Granada y Omonia en el Nuevo Los Cármenes en una fantasmal noche de jueves con la ciudad de la Alhambra confinada casi al máximo. La lluvia, que fue de menos a más sobre el estadio nazarí, parecía fruto del llanto del Dios de resto de humanos, apenado por tener desde ayer con él al Dios de todos los futboleros, Diego Armando Maradona.

El momento de forma de los locales, aunque engañoso, no era precisamente el mejor para enfrentar uno de esos partidos que en esto del balompié se califica como «trampa». Un Omonia sin nada que perder se presentaba en Granada para tratar de añadir picante al grupo E de la UEFA Europa League.

Stephanie Frappart fue la encargada de impartir orden en la capital nazarí, siendo la primera mujer en dirigir un partido del club rojiblanco como colegiada principal, y a eso de las nueve decidió que comenzaran las hostilidades en el cuadrilátero del Zaidín. Los hombres de Diego Martínez salieron concentrados a pesar del susto inicial que ocasionó una pérdida en el centro del campo de Max Gonalons. Tanto fue así que en el minuto siete, Luis Milla se resarció de su error ante el Valladolid con una gran recuperación -otra de sus grandes virtudes que seguro que el chamán también le va a seguir exigiendo para no enfadarse – que posteriormente se convirtió en un gran pase entre líneas para Alberto Soro. Este, aún con el recuerdo de que en Zaragoza se entendía muy bien con Luis Suárez, buscó al colombiano que no dudó en fusilar por el palo corto al meta del Omonia.

En el estadio del PSV, la victoria momentánea del PAOK clasificaba a los nazaríes y estos decidieron dormir el partido mediante la posesión, no sin renunciar al ataque. Los minutos pasaban y el Omonia apenas encontraba algo de esperanza en un balón parado que el frontón granadinista despejaba sin piedad.

Roberto Soldado, ya bastante fino tras su convalecencia por Covid, dispuso de una de las mejores ocasiones del partido tras una gran jugada combinativa entre Suárez y Milla que por desgracia se le quedó atrás al valenciano. Y es que los últimos quince minutos de la primera parte fueron un recital de cómo jugar con el balón por parte del Granada, que perdió en el limbo del último pase.

Tras el paso por los vestuarios, el conjunto dirigido por Diego Martínez volvió a salir enchufado. Roberto Soldado de nuevo, al que no le falta garra, ni mucho menos calidad y cuya sed de gol es insaciable, buscó un zapatazo lejano con el que ampliar la ventaja mientras que el PSV remontaba al Omonia y dejaba a los rojiblancos con con la clasificación aún por conseguir. No cambió su objetivo el Granada, que no ira más allá del partido a disputar y siguió buscando el segundo con ahínco. El problema fue que con tanto ahínco lo buscó que a Neva se le olvidó recular y provocó que Asante pusiera el empate libre de marca a los sesenta minutos de partido.

El grupo se apretaba y el Granada necesitaba más que nunca un gol que volviera a darle margen en la apretada clasificación. De nuevo Soldado lo probó, pero no consiguió correr más que el balón y el meta rival le cerró el camino al gol.

Dio entrada Diego a Foulquier y Machís en busca de explosividad y más y mejor presencia en el ataque. Precisamente el lateral galo tuvo una buena opción que no pudo concretar con su pierna mala.El otro revulsivo, Machís, avisó a los griegos de que iba en serio antes de pegar un latigazo desde el pico del área cuyo rechace aprovechó Soro para subir el 2-1 en el marcador.

Volvió el control al Nuevo Los Cármenes con un Granada al que la entrada de Puertas, Eteki y Molina aportó pausa y solidez para los últimos minutos del choque. El almeriense tuvo dos clarísimas que no pudo concretar antes de que se acabara el partido. Ya en el descuento, el Granada quiso proteger su valiosa victoria y no puso en riesgo la misma, tratando de pausar el juego todo lo que pudo.

El partido murió tras una dudosa falta al Omonia que despejó bien con seguridad la defensa del Granada. El conjunto nazarí no pudo consumar su clasificación a dieciseisavos pero le valdrá un empate en Salónica ante el PAOK para hacerlo.