Granada volvió a vibrar este lunes con su equipo. La ciudad disfrutó de un comienzo de ensueño de su nueva etapa en Segunda división con una tercera victoria consecutiva que permite mirar al futuro inmediato con optimismo. En el juego del fútbol, lo importante siempre será que la pelota entre y que la grada disfrute de su equipo. Sin embargo, Los Cármenes no pudo vivir una fiesta completa por culpa de unos cánticos anacrónicos que no pueden tener cabida en nuestros tiempos.

Con la excusa de que es algo que se ha cantado «siempre», un grupo de energúmenos coreó «maricón el que no bote» en pleno encuentro frente al Villarreal B. Como si fuese un cántico destinado a la diversión y como si hubiese el más mínimo hueco para él en 2022. Para los que justifican lo injustificable, hay que recordarles que la homofobia se define como la «aversión» a los homosexuales y esa frase no es otra cosa sino eso: una agresión a la dignidad del colectivo.

Dejarlo pasar en base a chascarrillos de épocas de puro y calzones por las axilas, no es posible. Mirar hacia otro lado como si en un estadio en el que cada vez hay más niños y niñas animando a su Granada tuviese cabida tal ejemplo de intolerancia, no es posible. Habrá quienes crean que señalar el cántico como un ataque homofóbico es pasarse, pero no pueden estar más equivocados. No puede haber hueco para esto no solo en el fútbol, sino en la vida.

Muchas personas se han sentido alejadas del deporte a lo largo de los años precisamente por consideraciones tan intolerables como las del dichoso cántico. Muchos hombres, mujeres y niños han sentido que se les expulsaba de un entretenimiento que para muchos es sinónimo de pasión y hasta de forma de vivir la vida. Por eso, el Granada no puede permitir tener entre sus filas a personas que creen que insultar al colectivo LGTBIQ+ es posible por tradición o por cualquier otra excusa de baratillo. El fútbol es de todos, menos de los que se creen que lo pueden utilizar para insultar a los demás. O reconocen el error pidiendo disculpas o no tienen hueco en Los Cármenes.