

El Granada de Karanka pierde en los minutos finales y vuelven a crecer muchísimo las dudas sobre su continuidad.
Partido en el que apenas pasaron cosas en los primeros minutos, todo se movía en el centro del campo con dos equipos muy igualados por su poco hacer ofensivo. Lo más destacado fue la clara oportunidad, a balón parado, que tuvo el Oviedo gracias al cabezazo que Costas mandó al travesaño. Para hacernos una idea del rumbo que llevaba el partido, el siguiente hecho a destacar es el cambio de Bodiger por lesión, siendo reemplazado por Melendo. Quizás el francés acusó el llevar prácticamente disputados la totalidad de los minutos disponibles en esta temporada. En el minuto 38 el Granada dispuso de una ocasión clara que dejaba a Callejón solo frente al portero, sin embargo, fue cortada por el lateral izquierdo de los locales, Aceves. El arbitró no dudo y expulsó al mexicano por evitar una ocasión clara de gol. La falta la aprovechó Callejón para disparar a puerta y a punto estuvo de meter un golazo si no hubiese sido por el poste. A partir de esta situación, el Granada comenzó a activarse y a producir algo más en ataque, sin mucha claridad, pero viendo el partido de una manera más positiva. Con más de cincuenta minutos con uno más y con un Oviedo que apenas estaba llegando a la meta de Raúl Fernández.
Durante la segunda parte, como era de preveer, el Granada se adueñó por completo del balón y del control del partido. Pero, teniendo en cuenta que los asturianos jugaban con uno menos es más consecuencia de este hecho que por mérito de los rojiblancos. A pesar de contar en todo momento con el esférico, los nazaríes no tuvieron profundidad ni presencia ofensiva en ningún momento. Es cierto que la situación mejoró con la entrada de Puertas, que se mostró algo más activo que sus compañeros en zona de tres cuartos para adelante, representado con un par de tiros que crearon algo de miedo a los pupilos de Cervera. Sin embargo, de manera inesperada debido a que el Oviedo no había pasado apenas de medio campo, gracias a un error grave de Jonathan Silva -que volvió a demostrar que no tiene ritmo de competición suficiente para jugar- el Oviedo se adelantó en el marcador. A pesar del error mencionado, Sergi Enrich realizó una auténtica obra de arte, un gol de tacón al segundo palo, imparable para Raúl. Aún así, este gol no es justificable a pesar de su magia, ya que los de Karanka tuvieron más de cuarenta minutos para perforar la portería de un equipo que se encontraba con uno menos y que en ningún momento creó peligro. El Granada tan solo tenía que centrarse en atacar y ni aún así fue capaz de disparar entre los tres palos más que un par de veces.
Queda claro que el Granada no es equipo de ascenso directo, que siendo tan irregular y tan diferente cuando juega en casa o fuera, es capaz de colarse en el play off pero no más. De hecho, tras este partido, los granadinos se colocan octavos, a ocho puntos del Alavés, actual líder de la Segunda división española.